5 sencillas preguntas para recuperar el rumbo… cuando todo nos parece gris



Por Víctor Castillo Morquecho


A todos nos ha pasado que, un día cualquiera, alguna circunstancia nos lleva a exclamar y a preguntarnos, «¡caray!, pero realmente, ¿qué hecho de mi vida? ¿Cuáles han sido mis logros? ¿Verdaderamente me encuentro en donde quisiera estar (pensando en lo laboral, en la familia o a nivel personal)?» ¡Y hay que tener cuidado!, porque si a lo largo del día – o de la semana– no nos damos un momento para responder con seriedad a estas preguntas, la incertidumbre que despiertan puede irnos lanzando a un auténtico despeñadero. 

Lo mejor, por tanto, es contar con estrategias o herramientas que nos permitan re-valorar nuestros logros y nuestras capacidades, especialmente en esos días en que todo parece un tanto descolorido. Así que en esta ocasión quiero compartirte un hábito que en lo personal he cultivado y que también me ha resultado muy eficaz al momento de dar consulta. Se trata del hábito de ir dando respuesta a 5 sencillas preguntas –relacionadas con la psicoterapia breve Centrada en Soluciones– que bien pueden ayudarnos a recuperar el rumbo y el ánimo para seguir adelante.


1. ¿Qué es lo que  tengo y que es lo que  puedo hacer? 

Pues sucede que cuando nos sentimos sin ánimos e insatisfechos es común que sólo veamos aquello que nos hace falta y aquello que aún no hemos logrado. Desde luego, esto podría motivarnos para alcanzar lo que deseamos, pero la verdad es que la gran mayoría de las veces este tipo de pensamientos sólo produce un grave estancamiento. En su lugar, nos resultará mucho más conveniente comenzar por reconocer y valorar todo lo que sí tenemos y todo lo que, ahora mismo, sí podemos hacer.

Imagina que vas a construir una casa. Necesitarás un terreno y muchos materiales, pero si no cuidas y comienzas a utilizar lo que ahora mismo tienes (por ejemplo, el terreno o los pocos o muchos materiales con que ya cuentes), esto que ya tienes terminará por desperdiciarse. Lo mismo ocurre en cualquier aspecto de nuestra vida. Todo lo que sí tenemos –nuestros recursos, nuestras capacidades, nuestra experiencia, etc.–, necesitamos reconocerlo, valorarlo, cuidarlo y desarrollarlo, pues este es el primer paso y el único modo de seguir creciendo.


2. ¿Qué me ha servido en el pasado y qué de ello me puede servir ahora

En esos días que parecen grises, es común que nos de por enfocarnos sólo en aquello que hemos hecho mal o sólo en los esfuerzos que no nos han rendido el fruto que esperábamos. Y, sí, es cierto que no todo siempre resulta como quisiéramos, pero hay que detenerse un momento para reconocer que, así como ha habido veces en que hemos fallado, también han existido muchas otras ocasiones en que hemos tenido éxito, en que hemos alcanzado nuestros metas y en que hemos podido alcanzar nuestros objetivos (a nivel personal, familiar o laboral). Entonces, el hecho de reconocer nuestros logros nos puede llevar a ver el panorama mucho más despejado y a sentirnos con mayor optimismo, pero a esto debemos agregar que nuestros logros pasados, han de servirnos como «mapas de ruta» para resolver nuestras circunstancias actuales. ¡Porque la idea no es apoltronarse en la nostalgia del pasado!, sino reconocer que muchas de las estrategias que nos funcionaron en otras circunstancias, pueden servirnos hoy mismo para encontrar soluciones y para alcanzar nuestras metas actuales. Simplemente, es cuestión de adaptar y reactualizar nuestros recursos y las estrategias con que ya contamos.

3. ¿Qué cosas disfruto cotidianamente? 

En otros de nuestros artículos ya hablábamos de que existen muchas cosas en nuestra vida cotidiana que pueden ser terapéuticas. Un buen baño con agua caliente, salir a caminar a un parque, hablar con un amigo o cenar en familia, pueden ser ejemplos de hábitos cotidianos que nos relajan, nos motivan y nos hacen sentir bien. Día a día, todos hacemos cosas que nos gustan y, por simple que nos parezca, todo aquello que hacemos por el mero gusto de hacerlo es muy importante y debemos darnos el tiempo de valorarlo y de seguir haciéndolo. Después de todo, la vida no sólo esta compuesta de obligaciones, metas y logros, sino del «combustible emocional» que nos impulsa a vivir y sin el cual nada de lo que logremos tendrá sentido.  Por ello es muy importante identificar todo lo que disfrutamos cotidianamente y si nos relaja, nos hace bien (física y emocionalmente) y nos motiva, ¡caray!, ¡no hay que perder la ocasión de seguir haciéndolo!


4. ¿Cuáles son mis incentivos y qué es lo que me motiva?

Es muy común que en esos días en que nuestro ánimo no está al cien (o al cincuenta, o al veinticinco siquiera), esto se deba a que, como quien dice, «hemos perdido la brújula», o en otras palabras, puede ser que nuestro desánimo se deba, precisamente, a que hemos dejado de tener en claro qué es lo que nos da sentido, lo que nos da ánimo, lo que nos motiva o lo que representa para nosotros un auténtico incentivo. Hay que tener en cuenta que, detrás de cada una de nuestras acciones, hay un motivo y este motivo debemos recuperarlo y tenerlo bien claro en todas aquellas acciones, metas y objetivos que consideremos más importantes. Pues la verdad es que a veces iniciamos algo y, conforme lo vamos desarrollando, nos olvidamos de porqué comenzamos a hacerlo o, peor aún, ocurre que, en ocasiones, descubrimos que nuestros esfuerzos los estamos invirtiendo en alguna meta o en algún objetivo que nos ha sido impuesto por alguien más o por las propias circunstancias. Por lo tanto, es imprescindible preguntarnos porqué hacemos lo que hacemos y tener claro lo que esperamos obtener por nuestros esfuerzos, pues el fin que esperamos alcanzar debe responder a nuestros auténticos deseos.

5. ¿Es necesario un cambio?

Finalmente, esta es la «pregunta del millón». Es simple, es directa y es necesaria. Pues si después de responder las cuatro preguntas anteriores, el ánimo y el sentido siguen ausentes, quizá esto se deba a que la necesidad de un cambio ya resulta inaplazable. Y en esto siempre debemos considerar que mantener situaciones que nos hacen daño (en cualquier sentido) siempre resultará mucho más costoso y requerirá de mucho más esfuerzo, que todo lo que pueda implicarnos hacer algo diferente. ¡Claro!, aveces resulta muy difícil y a la mayoría nos cuestan mucho trabajo los cambios, pero bastará con poner de un lado de la balanza las circunstancias actuales y del otro, las circunstancias que un cambio pudiera generar, para decidir si es mejor seguir por la misma ruta o si ya es necesario dar un giro en una nueva dirección


Entonces, ¡ya lo sabes! Dando respuesta a estas cinco preguntas podrás valorar porqué haces lo que haces, qué es lo que te motiva, así como tus logros y tus recursos, para concentrarte en lo que realmente te incentiva y en lo que  puedes hacer…, ¡a partir de ahora mismo!


** Este artículo es de difusión y está registrado bajo licencia de Creative Commons. Derechos Reservados.


ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO