La lógica de la «solución» incorrecta


Nuestra mente juega con nosotros de manera extraña y, en ocasiones, nos hace ciegos ante una realidad contundente que sólo nosotros no podemos ver. Un caso bien conocido lo encontramos en el cuento de «El rey sin vestido», escrito por Hans Christian Andersen, que es la historia de un rey que llegó a pasearse desnudo entre sus súbditos, pues creía estar portando un traje muy ligero, transparente y muy, muy costoso que le había sido vendido por un charlatán. Era un hecho que el rey andaba desnudo, pero se creía vestido,  ¡y nadie se atrevía a contradecirlo! Y es que, a veces, la verdad es que así nos ocurre. Nos convencemos de que algo es correcto aunque no lo sea y somos capaces de persistir sobre una idea completamente equivocada.


¿Pero por qué sucede esto? ¿Por qué a veces nos volvemos ciegos ante lo más evidente? De acuerdo a B. Cade y W. Hudson O’Hanlon, el problema radica en que hay situaciones que no sólo contradicen lo que nos es familiar y conocido, sino que contradicen lo que nos parece más lógico y racional, así que existen «soluciones» que pueden parecer muy lógicas, coherentes, racionales, «verdaderas» y, sin embargo, ¡no funcionan! Y la gran frustración que esto provoca nos lleva a persistir en nuestras «soluciones» ineficaces.

Recuerdo que hace algún tiempo comencé a tener dolores en las rodillas después de salir a correr por las mañanas. Pensé que esto sería algo pasajero y que podría funcionarme el dedicar más tiempo al calentamiento, así que, antes de comenzar a correr, comencé a hacer más flexiones y más sentadillas, pero el problema no desapareció. Entonces, me dije que tenía que persistir, haciendo todavía más más flexiones y todavía más sentadillas, pero el problema no sólo no desapareció, sino que empeoro gravemente, pues mi «solución» estaba completamente equivocada. Un médico experto en articulaciones me demostró que mis ejercicios de calentamiento, en realidad, empeoraban mi problema, porque, de inicio, las flexiones y las sentadillas que estaba haciendo las estaba haciendo mal, así que mi «solución» ya se había vuelto parte del problema.

Lo mismo ocurre, muy frecuentemente, con la alimentación, cuando hacemos «dietas» que alguien nos ha dicho que funcionan, pero que pueden poner en riesgo nuestra salud. Entonces, cuando comenzamos a experimentar malestares y consultamos a un experto, nos damos cuenta que la aparente «solución» para controlar nuestro peso se ha convertido en un problema mayor.

¿Pero esto quiere decir que siempre nos vamos a equivocar? ¡Desde luego que no! De hecho, Milton Erickson sostiene que cualquier persona siempre busca hacer lo mejor para sí misma, de acuerdo a los recursos que tiene a mano y de acuerdo a las circunstancias que está enfrentando, y lo cierto es que generalmente damos con soluciones eficaces a través de nuestros propios recursos. El problema surge, como aquí se ha dicho, cuando «la solución» que parece lógica o que a otra persona le ha funcionado, simplemente no funciona para nosotros y, más aún, el problema se agrava cuando persistimos en aplicar una solución equivocada.

De ahí que debamos preguntarnos...,
¿la solución que creemos haber encontrado, funciona en realidad? Porque por más argumentos que queramos dar, esto es muy simple, si algo funciona, funciona y si algo no funciona, no funciona y, de ser así, necesitamos confrontarlo, corregir el rumbo y seguir adelante.

No por nada Lankton y Lankton, basándose en las aportaciones de M. Erickson, sostenían que, en todo sistema, los organismos más fuertes serán aquellos que sean más flexibles y, por tanto, aquellos que tengan más posibilidades de elección, mientras que una de las premisas de la Terapia Centrada en Soluciones es que si algo no funciona, hay que volverlo a intentar, pero si sigue sin funcionar, ¡hay que intentar algo diferente! Porque en ocasiones es necesario cambiar, antes que persistir en algo que no funciona.

Sin duda, un primer paso sería aprender a dialogar, como debió hacerlo aquel rey, con lo cual se habría dado cuenta de que andaba desnudo. En la misma dirección, también es importante aprender a reconocer cuando necesitamos ayuda, porque una consulta a tiempo siempre previene complicaciones mayores, y claro que esto lo digo pensando en que, ahora, ya no me duelen las rodillas cuando salgo a correr.

Reflexiones a partir del libro de «Guía breve de terapia breve», de B. Cade y W. Hudson O’Hanlon. 1995, ed. Paidós. Si deseas conocer más de la Psicoterapia Centrada en Soluciones  da click en el siguiente enlace: Crea Soluciones

Artículo de divulgación sin ánimos de lucro escrito por el Dr. V. Castillo-Morquecho, y registrado bajó licencia de Creative Commons, 4.0. Derechos Reservados.

ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO