¡PLÁSTICOS! Diariamente comes, bebes y vives con ellos…
Por Lucero Torres Nava
Seguro que has escuchado muchísimas campañas que buscan crear consciencia acerca de cómo los residuos plásticos están forrando nuestro planeta tierra y dañando los ecosistemas, afectando la flora y la fauna, contaminando el agua y generando, ¡en fin!, toda una serie de desastres en la naturaleza. Pero…, ¿acaso te has preguntado, cómo afectan los residuos plásticos tu salud?, o…, ¿qué prácticas cotidianas pueden estar mermando tu estado general e, incluso, afectando tus planes de vida? Aquí te informaremos y te diremos qué aspectos es necesario atender para evitar o reducir el consumo cotidiano de plásticos y seguir formando «hábitos para disfrutar la vida».
«Hormonas impostoras»
¡Vaya nombre!, ¿no te parece?
Pues resulta que este el nombre que se la da a las sustancias tóxicas de los plásticos que se transfieren a los alimentos o que, al entrar en contacto con nuestro cuerpo, funcionan como disruptores endocrinos. Lo que sucede es que nuestro sistema confunde las «hormonas impostoras» con las propias hormonas y la realidad –por dura que esta sea– es que todos las tenemos en nuestro organismo. ¡Sí!, TODOS enfrentamos este problema que altera los mecanismos de diferentes hormonas, pues:
- Modifican la síntesis de hormonas
- Bloquean la acción de las hormonas
- Ocupan el lugar de las hormonas
- Se acumula en el tejido graso y se transmite en la cadena alimentaria de madres a hijos en todas las especies animales y, por supuesto, en los seres humanos.
Consecuencias
Acerca de las consecuencias que generan a los organismos las llamadas «hormonas impostoras», se ha encontrado lo siguiente:
- En animales, hay mucha información muy bien documentada que evidencia problemas en el desarrollo sexual de machos, generando incapacidad para la reproducción. También existe evidencia de malformaciones, elevada mortalidad en crías, hembras con anomalías en ovarios, masculinización en hembras, machos con expresiones fenotípicas femeninas, etc.
- En los seres humanos, las consecuencias no son menos graves, pues los disruptores hormonales están relacionados con la infertilidad, alteraciones en el sistema genitourinario, disminución en el contaje espermático, cánceres hormono-dependientes (testículo, próstata, ovario, mama, etc.) y, en la actualidad, se sigue estudiando el desarrollo de múltiples problemas relacionados con la gran complejidad de nuestros sistema hormonal.
Sustancias que actúan como «hormonas impostoras»
Entre las sustancias tóxicas de los plásticos que actúan como «hormonas impostoras» se encuentran las siguientes:
Pesticidas organoclorados, como el DDT, el cual se supone que ya no se utiliza en la agricultura desde hace años, pero que se encuentra en la sangre de todos nosotros, pues no se elimina.
PCBs, que se encuentran en componentes eléctricos, industria petroquímica y plantas industriales.
Alquilfenoles, que se encuentran en algunos plásticos, detergentes y espermicidas.
Bisfenol A (PBA), que se encuentran en policarbonatos y resinas para plásticos de envases de alimentos, como botellas retornables de bebidas, biberones, vajillas (platos y tazas) y recipientes.
Ftalatos, que se encuentran en algunos plásticos
Parabenos, que se encuentran en perfumería y aditivos alimentarios
PFOs, que se encuentran en el Teflón y el Goretex (tela sintética)
¿Y qué podemos hacer?
La situación es muy clara. Estudios y abundante evidencia científica nos informan acerca de los riesgos que las sustancias tóxicas de los plásticos pueden tener para nuestra salud. Sin embargo, debemos ser PRUDENTES, pues el tema es muy complejo y están implicadas miles de sustancias que se encuentran en entredicho y que están interactuando en todos los ámbitos de nuestra vida, y de ahí la necesidad de ser prudentes y no irse a ningún extremo.
Por un parte, no podemos caer en pánico, buscando desesperadamente erradicar todos los riesgos que están implicados en el uso los plásticos, pues el sistema actual de producción nos mantiene expuestos a ello y no podemos evitar al 100% las sustancias tóxicas de los plásticos en nuestras practicas cotidianas. Pero, ¡claro!, tampoco se trata de caer en un fatalismo radical, que nos llevaría a pasar por alto todo lo que sí podemos hacer para DISMINUIR nuestra exposición a estas sustancias, siguiendo las siguientes recomendaciones:
1. Desde luego, mi primera recomendación es que te mantengas informad@ a través de fuentes confiables y que estén respaldadas en investigación científica. En este sentido, te dejo a continuación la liga para que veas un video del Dr. Nicolás Olea (Catedrático de la Universidad de Granada, España), en el cual se nos explica más a fondo el tema de los «disruptures hormonales»: https://youtu.be/yT4-iTxvM3g . También te recomiendo que vistes las siguientes páginas:
conasi.eu (página de cocina natural)
vidasostenible.org (Fundación Vida Sostenible)
Además, recuerda que en este Blog seguiremos compartiendo contigo información actualizada, validada y accesible, para que puedas tomar tu mejor elección.
2. Procura consumir productos orgánicos y ecológicos, pues de esta forma evitarás consumir parabenos, que son las sustancias que se encuentran en los conservadores o aditivos alimentarios de los productos procesados.
3. Si utilizas cosméticos, siempre busca y utiliza aquellos que se encuentren libres de parabenos.
4. No utilices Teflón en ningún utensilio de cocina.
5. Extrema precauciones durante el embarazo, lactancia y primera infancia, especialmente, en lo que respecta a contenedores y utensilios de cocina. Siempre busca aquellos productos que señalen en sus etiquetas que se encuentran libres de Bisfenol A (PBA).
Nota para aplicar desde ¡YA!:
Por regla general, todos los plásticos con o sin resistencia térmica NO deben utilizarse para calentar alimentos en el horno de microondas, pues a su paso por el plástico contenedor, las ondas microondas transfieren sustancias tóxicas a los alimentos.
Finalmente, ¡no te pierdas la segunda parte de este artículo!, en donde te estaré hablando de más acciones que podemos tomar para prevenir y disminuir el riesgo por el uso de plásticos, siempre con la intención de que sigamos formando «¡hábitos para disfrutar la vida!».
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