¡Vive al 1000 esta primavera!

Por Lucero Torres Nava       


Secreción y congestión nasal, ¡picazón en lo ojos!, y, por tanto, ojos llorosos e irritados (conjuntivitis alérgica), estornudos, tos, picazón en la nariz, en el paladar o en la garganta, ¡piel hinchada y de color azul debajo de los ojos!. y, desde luego, ¡FATIGA!… Estos son los molestos síntomas de la llamada rinitis alérgica, alergia estacional o «fiebre del heno», que se presenta en los cambios de estación, provocando signos y síntomas parecidos al resfrió.


Pero presta mucha atención, pues, ¿sabías que los síntomas de la alergia estacional pueden prevenirse, controlarse o reducirse cuidando de tu alimentación? Sigue leyendo, porque aquí te mostraré qué alimentos deberás consumir, así como los alimentos cuyo consumo deberás disminuir (o, en algunos casos, evitar), con el propósito de hacer frente a esos molestos síntomas.





«¿Pero qué la produce?, 

¿cómo se genera?, ¿y cuáles son algunas complicaciones de la alergia estacional?»


Antes de pasar al tema de la alimentación, es importante saber que, aunque la alergia estacional provoca síntomas muy parecidos a los del resfrío, estos síntomas no se produce por un virus. En su lugar, la alergia estacional o «fiebre del heno» es una respuesta de nuestro sistema inmune a los alérgenos que se encuentran en el exterior (al aire libre), pero que también pueden encontrarse en interiores con polvo, en nuestras mascotas o en animales. 


Los alérgenos, entonces, son identificados por nuestro sistema inmunitario como sustancias nocivas (aún cuando estas mismas sustancias pudieran ser inofensivas para otras personas), lo cual desencadena la producción de anticuerpos para combatirlas. Y, posteriormente, cada vez que tenemos contacto con ellas, los anticuerpos envían una señal a nuestra sistema inmune para que libere sustancias químicas como la Histamina, la cual es, por cierto, la gran responsable de generar los signos y síntomas de la rinitis alérgica o «fiebre del heno».


Detonantes

En cuanto a los detonantes de la alergia estacional o «fiebre del heno» podemos mencionar los siguientes:

- Polen de árboles que está presente a principios de la primavera.

- Polen de césped que es frecuente a fines de la primavera y, posteriormente, durante el verano.

- Rastros de hongos y moho, los cuales no se consideran estacionales, sino perenes (pues siempre pueden estar presentes), pero cuya presencia se incrementa durante la primavera debido al viento. 

- El polen de la ambrosía que es frecuente en el otoño.

- Las cucarachas, los pelos y la caspa de las mascotas, así como los ácaros.  


Complicaciones

Finalmente, en cuanto a las complicaciones, es un importante saber que los molestos malestares físicos que provoca la alergia estacional pueden generar, a su vez, importantes «daños colaterales». Si padeces otras alergias o asma, los síntomas pueden empeorar (generando más tos o silbido al respirar), mientras que la congestión prolongada de los senos paranasales (debido a la rinitis) puede aumentar nuestra susceptibilidad a la sinusitis (infección o inflamación de la membrana que recubre los senos paranasales). Por su parte, la «fiebre del heno» es un factor de riesgo para la infección del oído medio (otitis media) en niños.


Otras complicaciones menos graves, pero que definitivamente disminuyen nuestra calidad de vida, son las que se generan cuando la alergia estacional interfiere con nuestro desempeño en el trabajo o en la escuela o incluso en el disfrute de nuestra actividades cotidianas (como el ejercicio que realizamos). Todo esto debido al malestar constante, lo cual estará en proporción con la gravedad de nuestros síntomas.


La fatiga, por su parte, tenderá a incrementarse si tenemos un sueño deficiente. Después de todo, los malestares generales provocados por la alergia estacionaria pueden interrumpir nuestro sueño o, sin más, ¡mantenernos despiertos durante toda la noche! 

¡¡LA BUENA NOTICIA!!

La buena noticia es que podemos contrarrestar buena parte de los malestares físicos que provoca  la «fiebre del heno», aprendiendo a identificar y a evitar los elementos desencadenantes, buscando un tratamiento adecuado (ver las recomendaciones generales al final de este artículo) y, desde luego, ¡prestando mucha atención a lo que comemos!, pues la alimentación juega un papel protagónico en la prevención y en el control de todos los molestos síntomas de la alergia estacional. Así que, ¡toma nota!, pues puedes iniciar con sencillas acciones desde ya.


1. Frente a la alergia estacional evita y reduce estos alimentos

Para reducir las reacciones de la alergia estacional, lo primero que tenemos que hacer es reducir o evitar a aquellos alimentos que contienen sustancias pro-inflamatorias (histamina). Este tipo de alimentos podemos dividirlos en indispensables y dispensables, siendo estos últimos los que bien podemos eliminar de nuestra dieta pues, además, no son de ninguna forma saludables:

Alimentos procesados, como carnes preparadas, embutidos y yogures, así como salsas, jugos y bebidas enlatadas, embotelladas o en tetrabrick.

Conservas en lata (de origen animal o vegetal)

Grasas hidrogenadas o trans, que están contenidas en pastelitos, galletitas, postres, imitaciones de queso, pate, etc.

Frituras de maíz, trigo o papa.

Frutos secos (cacahuates, nueces, pistachos, semillas o almendras) adicionados con sales, saborizantes o chile, así como frutos secos endulzados y/o cubiertos con chocolate o caramelo

Golosinas en general, como caramelos, malvaviscos, gomitas, chiclosos e imitaciones de chocolate.

 

Ahora bien, en cuanto a los alimentos pro-inflamatorios que pueden ser indispensables y formar parte de una alimentación saludable, lo que necesitamos hacer es procurar reducir su consumo:


Carnes, como el pescado, la res, el cerdo, el pavo, la liebre y el pollo.

Huevo

Lácteos (de vaca, cabra, burra u oveja)

Gluten, que se encuentra en el trigo, el centeno, la cebada y la avena. Si bien, en este caso, puedes buscar estos alimentos en su versión sin gluten o, mejor aún, sustituirlos por trigo sarraceno ecológico, quinoa, amaranto y, desde luego, ¡maíz!, pues estos alimentos no contienen sustancias pro-inflamatorias.



2. Frente a la alergia estacionaria, ¡consume estos nutrimentos y toma el control! 

¡Claro!, porque no todo se trata de evitar y disminuir algunos alimentos, así que el segundo paso para prevenir, controlar y reducir los molestos síntomas de la alergia estacional (así como a reforzar nuestro sistema inmune) consiste en consumir los siguientes nutrientes y alimentos: 


Vitaminas (el ABC + E)

Vitamina A: que es la que mantiene en buen estado los tejidos y las mucosas. Se encuentran en frutas y verduras como las zanahorias, las calabazas, los pimientos, la papaya, el limón, las espinacas y la albaca, principalmente.


Vitamina B: que se encuentra en cereales integrales (consumir su versión sin gluten), en la levadura nutricional y en cereales como el amaranto, el maíz, la quínoa y el trigo sarraceno. También puedes consumir vitamina B a través de almendras (¡pero sin adición de sales, azucares, etc!) y semillas de germinados.


Vitamina C: que se encuentra en los pimientos rojos, las naranjas, los germinados, el brócoli, el perejil, el limón, los arándanos, el escaramujo, la frambuesas y la papaya.


Vitamina E: que se encuentra en aceites de germen de trigo, semillas de girasol, lechuga, chícharos y espárragos.


Minerales

EL Zinc esta directamente relacionado con la protección del sistema inmune y, por lo tanto, con el sistema respiratorio. Es un nutrimento fundamental que se deposita en huesos, músculos, cabellos y tejidos.  


En este caso, el apio es una excelente fuente de zinc. Pero el zinc también puedes consumirlo a través de alcachofas, nabos, zanahorias o alga kombu.


Flavonoides

La quercitina es un bio-flavonoide que esta presente en frutas y vegetales como la manzana, el ajo, la cebolla, las coles onagra, la avena y las ortigas. Este potente antioxidante te ayudará a reducir la secreción excesiva, que es uno de los síntomas más comunes de la alergia estacionaria.


Ácidos grasos omega 3:

Finalmente, no olvides incluir en tu dieta semillas de lino de chía, anchoas, boquerones o caballa. Todos estos alimentos contienen altos porcentajes de omega 3 y su producción no es tan costosa al medio ambiente (y a tu bolsillo) como lo es la producción del salmón.



Otras recomendaciones generales


1. Visitar a nuestro médico es muy importante, si tenemos otro trastorno (como pólipos nasales, asma, infecciones frecuentes de los senos paranasales, dermatitis atópica) o antecedentes que puedan empeorar la rinitis alérgica (como tener familiares –padres o hermanos– con alergia o asma, vivir o trabajar en un entorno que nos exponga constantemente a alérgenos o haber tenido una madre que fumó durante nuestro primer año de vida). También deberemos hacer una visita a nuestro médico, si los medicamentos de uso común para aliviar los síntomas de alergia no nos están surtiendo efecto o nos causan efectos secundarios u otros síntomas igual o más molestos. Y, en cualquier caso, hay que considerar que entre más tiempo tardemos en atender los síntomas, mayores serán las complicaciones que podamos enfrentar. 


2. Prestar atención a los días en que haga mucho viento también puede marcar una diferencia muy importante, pues en estos días hay que procurar salir al exterior sólo si nos es indispensable y si salimos, ¡no hay que olvidar cubrir nuestra boca y nariz con un tapabocas o con un pañuelo! Hay que tomar en cuenta que una acción tan sencilla como esta puede llegar a disminuir en un 80% las partículas que entran en nuestro organismo.


3. Finalmente, prestar más atención a la limpieza en nuestro hogar (incluyendo nuestras mascotas), lugares de trabajo e incluso en nuestro auto, es otra medida en la que todos podemos participar. Pero también en este caso, ¡no hay olvidar el uso de un tapabocas!, pues la idea es que no aspiremos todo el polvo y las partículas que se esparcen cuando hacemos trabajos de limpieza.


ASÍ QUE…, ¡YA LO SABES!

No tienes porqué acostumbrarte a vivir con los molestos síntomas de «fiebre del heno» o sufrir complicaciones de mayor alcance. Identifica y evita los elementos desencadenantes, consulta a tu  médico y disfruta de una alimentación variada y saludable que te ayudará a hacer frente a la alergia estacional. Visita a tu nutriólog@ para conocer la mejor forma de reducir o intercambiar tu consumo de alimentos (sin que ello te genere deficiencias nutricionales), así como para conocer la mejor forma de incluir los alimentos que fortalecerán tu sistema inmune y día a día…, ¡sigue formando «hábitos para disfrutar la vida»!


** El contenido de este artículo es de difusión y está registrado bajo licencia de Creative Commons. Derechos Reservados.

Visita nuestras páginas: 

lucerotorresnava.com (Clínica de Nutrición)

narrativacreacionsoluciones.site123.me (Clínica de Psicología)




ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO